En 1924 alcanzó su máximo esplendor entre la gente «Chic» del momento, y fue cuando el vermú se empezó ha hacer sitio entre los madrileños.
Durante la guerra civil pasó algunos apuros, sirviendo solamente huevos duros, bacalao seco y vino.
A partir de los años 50 empezó a repuntar hasta nuestro días, consolidándose como una de las tascas de referencia de la ciudad
Conserva muchas de las cosas de aquellos tiempos, como su barra y su colección de grifos de cerveza y vermú.
Dispone de barra para degustar sus tapas, raciones o tostas y una parte de restaurante donde probar platos más elaborados
Llegué a Casa Alberto antes que Pepe, como es habitual estaba a tope, me hice un hueco en la barra y me pedí un vermú de tapa me pusieron unos mejillones con picadillo de verduras, con el hambre que tenía me supo delicioso.
Es necesario pedir mesa a los camareros que son muy amables y eficaces, pedí la vez y en pocos minutos estaba sentado en la mesa con el segundo vermú.
En cuanto llegó Pepe, nos dejamos aconsejar por el camarero y por los recuerdos que yo tenía, estaba deseando volver a probar los:
Son un bocado delicioso que no fallan nunca rellenos con su famoso rabo de toro |
Ya que estábamos en Madrid como no íbamos a pedir:
Sencillamente perfectos, hay que comerlos calientes si no la salsa se solidifica |
Los consejos del camarero fueron:
Una combinación muy rica, para mi gusto es excesivamente grande la bola de queso |
Que delicia de tapa, si vas a Casa Alberto no puedes pasar sin probar esta maravilla (Se me hace la boca agua solo de recordar aquella combinación de sabores). |
Como habíamos comido poco, el camarero con una labia prodigiosa nos colocó unos postres:
Una torrija ejecutada tradicionalmente deliciosa, yo no le pondría la salsa de mango, aunque queda muy bonito. |
Todo lo regamos con unas 3 copas de vino de la casa cada uno, salimos por 30 € cada uno.
Al día siguiente llegó un compañero de otra empresa y muy amigo de Pepe, así que decidimos ir de nuevo a Casa Alberto para que lo conociese Domingo, llamé para reservar en el restaurante, pero una vez allí había sitio en la barra y nos aposentamos de nuevo, pedimos unos pimientos y pulpo para que los probaran domingo y su mujer, de nuevo nos dejamos aconsejar y estas maravillas son las que probamos:
Un guiso muy rico, unos consejos realmente acertados |
Además pedimos unas tostas (5 en total), todas ellas deliciosas, yo me decanté por:
La combinación con la cebolla caramelizada era de un sabor esquisto |
Y para terminar, este día también estábamos llenos, pero el genio del camarero no encasqueto, otra torrija y:
Sabor profundo a chocolate negro, fantástico postre sin duda |
Esta vez como eramos 4 pedimos 2 botella de vino de la casa, es el Cosechero de Martinez la Cuesta y al igual que el día anterior salimos por 30€ por cabeza.
Sinceramente si vas a la capital, no te olvides de ir a tomarte una tapa a esta tasca, con un servicio impecable, comida de calidad y todo muy rico. Al final de una de las cenas, comenté que tenía un blog y que escribiría esta reseña, el jefe de cocina Mario Pilar Quiroga, salió a saludarme y no dudó en darme su tarjeta y decirme que le pidiese todo lo que quisiera incluso alguna recetas. Como veis todos son muy amables.
Es un local al que volveré en cuanto pueda. Mil Gracias a todo el equipo de Casa Alberto por el gran trabajo que hacen y por su atención.
Ah, por cierto, Feliz año nuevo a tod@s.